La pandemia global causada por el virus “Covid-19”, afecta gravemente a personas de edad avanzada y con patologías previas, con una elevada tasa de mortalidad y que está causando estragos en las residencias de mayores.
Cabe preguntarse si la gestión que se está llevando a cabo en las residencias de ancianos cumple o no con los estándares mínimos que cabría esperar, es decir, si los responsables están tomando medidas para proteger a nuestros mayores o bien los dejan a su suerte.
Desde el minuto 0 es muy importante que la familia se implique en todo el proceso y exija a las residencias información sobre el estado de salud de su familiar anciano interno en la residencia. Es posible que muchos ancianos hayan empezado a padecer alguna enfermedad durante la pandemia, que no esté relacionada con el coronavirus (infecciones, ulceras, infartos u otras enfermedades de diversa índole). En condiciones normales, estas patologías deberían ser tratadas y si fuere necesario trasladar a los ancianos al hospital para su curación. También en las actuales condiciones deberían ser trasladados a un hospital si es necesario.
Sin embargo, en algunas residencias, cuando tienen conocimiento de que un anciano sufre patologías diversas, sin tan siquiera conocer si están o no infectados por el Covid-19, se decide aislar al anciano como si estuviese infectado y administrarle paliativos, sin efectuar un diagnóstico clínico en condiciones y sin un tratamiento básico que podría servir para curar al paciente y evitar su muerte. Este es un dato que desgraciadamente hemos conocido de primera mano por un familiar y que nos confirman también otros clientes, pero si actuamos adecuadamente podemos dar una segunda oportunidad a nuestro familiar anciano.
¿Qué medidas podemos tomar en este caso para obligar a la residencia de ancianos a que trate a nuestro familiar?
1.- Contactar con la residencia y si deciden no hacer nada, llamar a las fuerzas y cuerpos de seguridad para evitar que se cometa un ilícito penal (delito de lesiones, maltrato o incluso homicidio imprudente) retirando al anciano de la residencia para trasladarlo a un hospital (es mucho más sencillo si el anciano dispone de seguro médico privado, pues en caso de colapso de hospitales públicos, podría haber problemas para atender a pacientes de edad avanzada).
2.- En caso de que las Fuerzas y Cuerpos de seguridad decidan no actuar, convendría solicitar al Juzgado de Guardia de la localidad, medidas cautelares. Estas medidas, obligarían a la residencia coactivamente a tratar al anciano o a llevarlo a un hospital.
3.- Si no funciona ninguna de las medidas y el familiar anciano fallece, sus herederos podrán reclamar a los responsables una indemnización por daños y perjuicios, debiendo analizar si la vía adecuada es la civil o la penal o incluso la contencioso-administrativa por medio de la responsabilidad patrimonial de la administración (elemento que abordaremos en futuras publicaciones).
Como recomendación para una futura reclamación, aconsejamos grabar todas las conversaciones mantenidas con la residencia de ancianos y exigir a los responsables en todo momento los informes clínicos que se vayan elaborando para evitar su futura destrucción u ocultación), pues a la hora de reclamar ante un juez, si no existen pruebas de negligencia, los herederos no tendrán derecho a indemnización.
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